Rosalba Galindo Ortega.
En la madre encarnan todas las bondades: amor, ternura, indulgencia, felicidad, protección, cariño, entrega, fe, perdón, perseverancia, tenacidad. Esta llena de todas las bendiciones del mundo. Te cuida sin anularte, te abraza sin asfixiarte, te ama si empujarte, su nombre son la s que balbuceamos.
Ante ella dormimos plácidamente embriagados por su amor, seguridad y paz. En ella encontramos todas las virtudes de Dios por la generosidad de su amor y la sabiduría de los ancianos a pesar de su juventud.
La sabiduría de una madre nos conduce a hacer todo el bien que se pueda, en todos los lugares que se pueda, en todas las personas que se pueda… todo el tiempo que se pueda.
Una madre nos enseña.
Que la eternidad está hecha de minutos, que si estos están bien vividos nuestra vida será mejor, que debemos vivir la vida con la intensidad del sol y la paciencia de la tierra.
A no esperar las oportunidades, si no salir a buscarlos, que somos tan viejos como nuestros temores y tan jóvenes como nuestras virtudes, tan viejas como el aburrimiento, tan jóvenes como nuestras esperanzas.
En la cocina de nuestras madres se nos enseña a preparar, el mejor hoy de tu vida. Siendo la receta favorita de hoy y todos los días, pongamos: 12 partes de amor, 11 de espera, 10 de paciencia, 9 de trabajo, 8 de perdón, 7 de alegría, 6 de entusiasmó, 5 de perseverancia, 4 de bondad, 3 de oración, 2 de descanso y una para nuestra realización. Agreguemos 1 cucharada sopera de ingenio, una pisca de buen sentido del humor, unas rebanadas de sentido común, una taza de sana diversión y mezclemos con buena fe. Hornearse a fuego lento en el amor, adórnese con bellas sonrisas, sírvase con tranquilidad y verá usted que tendrá el día más maravilloso de su vida.
Una madre ama sin medida, es amor que nunca engaña y siempre perdona, perdona sin condiciones comparte la generosidad, es el tesoro más grande de la vida… Un regalo de Dios.